Smartwatches: Lo más vendido en pandemia
¿Fuiste uno de aquellos seducidos por adquirir un reloj inteligente en plena crisis sanitaria? Te contamos que junto a las bandas deportivas y los audífonos fueron los aparatos más vendidos, debido a las últimas tecnologías de salud incorporadas. Cantidad de pasos diarios, entrenamientos y calidad de sueño son lo más medido por los usuarios.
La pandemia por Covid-19 disparó la venta de los smartwatches y los monitores de actividad en todo el mundo. Así, más de 42 millones de dispositivos fueron vendidos, según Counterpoint Research.
De esta forma, en plena cuarentena en Chile, cientos de personas salían a las calles en la franja horaria establecida para hacer deporte, caminar o andar en bicicleta. Por eso, fue gracias al encierro que muchas personas adoptaron estos dispositivos con el afán de obtener mayor productividad y calidad de vida.
¿Y para qué sirven? Principalmente, los usuarios buscan la facilidad de poder medir, por ejemplo, la cantidad de pasos diarios o, simplemente, la calidad de sueño; para así poder optar a una vida más saludable. Pero también persiguen estar permanentemente conectados y qué mejor que este reloj mida “tu salud”, pero también sea posible revisar correos, e inclusive contestar llamadas.
Según Mariangella Castagnino, analista de consumo de IDC Chile, otra de las categorías que tuvo un crecimiento explosivo fueron los audífonos inteligentes. Esto, debido a las reuniones laborales por videollamada o a la hora de hacer deporte, “pues dan la impresión de incorporarse a una comunidad de usuarios” comentó la analista.
Lo más nuevo en relojes inteligentes
Si creías que estabas actualizado y a la moda por tener un reloj inteligente que midiera tus pasos, la calidad del sueño y tus ejercicios, estás absolutamente equivocado. Esto, porque ahora los smartwatches nuevos traen detectores de caídas, oxigenación en la sangre y hasta recordatorios para lavarse las manos.
En el caso de los detectores de caídas, los relojes pueden determinar un movimiento inusual y repentino que dé cuenta que el usuario perdió el equilibrio. Esto se logra a través de algoritmos y los sensores, que incluso pueden enviar avisos a personas cercanas para dar cuenta que hubo un accidente.
Con respecto al nivel de saturación de oxígeno en la sangre y la detección de la dificultad para respirar son bastante útiles en estos momentos de pandemia, al ser ambos síntomas característicos de Covid-19, lo que ha generado una mayor interés por parte de los usuarios.
Además, estos relojes inteligentes cuentan con un pulsioxímetro, lo que permite realizar una estimación de la saturación de oxígeno. Así, cuando se encuentra por debajo del 90%, se produce hipoxemia, es decir, un nivel por debajo de lo normal de oxígeno en la sangre, y eso puede llevar a la dificultad respiratoria.
“Estos datos se miden a través del porcentaje de hemoglobina arterial, pero hay que tener claro que tener una saturación de oxígeno normal no necesariamente descarta compromiso pulmonar, ya que en fases iniciales de neumonía sí se puede tener una saturación en rangos normales”, explicó a La Tercera el médico internista de Clínica Las Condes y el Hospital Padre Hurtado, Diego Ruedi.
Asimismo, el profesional agrega que “la utilidad de los smartwatches en estos casos es que permiten una aproximación a la oxigenación del paciente, pero nunca se debe perder de vista la respiración (frecuencia respiratoria) y los síntomas de alarma como la disnea, es decir dificultad respiratoria o sensación de falta de aire”, afirma.
Próximos pasos de los smartwatches inteligentes
La carrera de la tecnología es imparable, cada día se incluyen diferentes servicios y novedades que hacen difícil poder estar al día. Pero gracias a este desarrollo, es posible poder predecir e incorporar nuevas funciones.
De hecho, una de las predicciones del IDC Research de España para finales de 2021 es que 7 de las 10 principales empresas de artículos de muñeca lancen algoritmos capaces de detectar tempranamente signos potenciales de infecciones, como Covid-19 y la gripe.
Fuentes:
- El Economista España
- La Tercera
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