Por qué nos gusta más el azúcar que los edulcorantes

Fecha de Publicación: 07 Febrero 2022
Tiempo de Lectura: 3 Min.

¿Quién se puede resistir a un exquisito chocolate, postre o torta? La verdad es que muy pocos. Para quienes tienen preferencia por lo dulce, prefieren el azúcar ante los edulcorantes. A pesar de que se puede sentir un sabor diferente, lo cierto es que las papilas gustativas pueden o no ser capaces de diferenciar entre ambos ¿La razón? Es el intestino quien genera neurotransmisores como el glutamato que nos entrega el placer al recibir azúcar ¿Cómo es posible? Te lo explicamos en la nota:

El tener preferencia por el azúcar al edulcorante no está en las papilas gustativas, sino en el intestino. ¡Así es!, tal como lo lees, ya que el azúcar hace que desde el intestino se generen neurotransmisores como el glutamato que nos da placer.

Si nos dan a probar primero un alimento endulzado con azúcar y otro con edulcorante, la mayoría preferirá el primero ¿Por qué sucede esto?

Según una investigación de la Universidad de Duke de Estados Unidos, reveló que en el tracto intestinal hay células capaces de distinguir el azúcar real del artificial. Y puede comunicar esa diferencia al cerebro en segundos.

El gusto no es todo

Hace 20 años se identificó el receptor del sabor dulce en la boca de ratones. Y desde ahí que los científicos han intentado eliminarlo de las papilas gustativas con el propósito de acabar con la obsesión por el dulce, uno de los factores que influyen en la obesidad.

Pero lamentablemente, comprobaron que los ratones aún podían distinguir y preferir el azúcar natural al edulcorante artificial, incluso sin el sentido del gusto.

El sabor está en el intestino

Después de dos décadas más, se tuvo la respuesta y se dieron cuenta el gusto no estaba en las papilas, sino mucho más abajo.

¿Dónde? En el tracto digestivo, en el extremo superior del intestino, justo después del estómago, según una investigación dirigida por Diego Bohórquez, profesor de medicina y neurobiología en la Facultad de Medicina de la Universidad de Duke.

“Identificamos las células que nos hacen comer azúcar, y están justo en los tramos superiores del intestino”, señala Bohórquez. El hallazgo ha sido publicado en Nature Neuroscience.

Intestino y cerebro conectados

El intestino y cerebro están perfectamente comunicados, como si entre ellos circulara una autopista sin peajes.

“El intestino habla directamente con el cerebro, cambiando nuestro comportamiento alimentario”, señala Bohórquez.

El investigador ya descubrió una célula intestinal llamada neurópoda que tiene un papel clave en esta conexión:

Originalmente denominadas células enteroendrocrinas debido a su capacidad para secretar hormonas, las células neurópodas pueden comunicarse con las neuronas y se distribuyen por todo el revestimiento del intestino superior.

Así pues, además de producir hormonas, el equipo de Bohórquez ha demostrado que estas células también producen neurotransmisores de acción rápida que llegan al nervio vago y luego al cerebro en milisegundos.

Neurotransmisores de placer

En realidad, las neurópodas son células sensoriales del sistema nervioso, al igual que las papilas gustativas en la lengua o las células cónicas de la retina en el ojo que nos ayudan a ver los colores. Así lo explica Bohórquez “estas células funcionan igual que las células del cono de la retina, que son capaces de detectar la longitud de onda de la luz”.

Sienten rastros de azúcar versus edulcorante y luego liberan diferentes neurotransmisores que van a diferentes células en el nervio vago y, en última instancia, el animal sabe que lo que ha comido es azúcar o edulcorante”.

Para demostrarlo, los investigadores cultivaron en laboratorio organoides (una versión miniaturizada y simplificada de un órgano producido in vitro) para simular el intestino delgado y el duodeno (intestino superior).

Comprobaron que el azúcar real hacía que las células neurópodas liberaran glutamato como neurotransmisor, mientras que el edulcorante les hacía liberar un neurotransmisor diferente.

El glutamato envía al cerebro señales que provocan placer y nos hace sentir que lo que comemos es sabroso y deseable.

¿Por qué el intestino prefiere el azúcar?

“El azúcar tiene sabor y valor nutritivo y el intestino es capaz de identificar ambos”, afirma el investigador.

Muchas personas luchan contra los antojos de azúcar, pero este estudio revela que cuando lo tomamos nuestro intestino genera unas señales de placer que no las provocan los edulcorantes.

Si se pudiera cambiar ese circuito, y que el azúcar no generara esa sensación tan agradable, podrían abordarse desde el intestino enfermedades como la diabetes o la obesidad, concluyen los pioneros de la investigación.

Fuentes:

  • Más salud
  • Saber Vivir

Tags:alimentación
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