Cómo las estaciones del año cambian nuestras emociones

Fecha de Publicación: 13 Enero 2022
Tiempo de Lectura: 3 Min.

¿Te ha pasado que cuando el día está nublado, te sientes sin energía? o simplemente, ¿cuando miras por la ventana y ves ese sol radiante te sientes más alegre?  Pues bien, nuestra alimentación es clave para evitar que el cambio de estación influya de manera negativa en nuestras emociones y en nuestro estado de ánimo. Está claro que las estaciones del año no son las únicas responsables de modificar nuestras emociones, pero sí intervienen en el proceso ¿De qué se trata? Te lo contamos aquí:

Sí, esta vez podemos echarle la culpa de nuestros cambios de ánimo al calor o al frío, a la lluvia o al sol. Ahora bien, el clima y las estaciones del año, no son las únicas culpables del cambio de nuestras emociones ¿Cómo se explica?

Cambios de estación y cambios en nuestras emociones

Las condiciones climáticas pueden ejercer mucha influencia en el estado de nuestras emociones. En algunas épocas del año, las enfermedades mentales como la depresión empeoran. También se experimentan síntomas relacionados al sueño, a la energía o a la concentración.

De hecho, tanto es así que, medida que la luz solar disminuye durante los cortos días oscuros del invierno, muchas personas luchan contra el trastorno afectivo estacional o TAE.

Quienes sufren de este síndrome experimentan sentimientos de tristeza y pérdida de energía, especialmente durante los meses de invierno tal como indica la investigadora Sherri Melrose de la Universidad de Athabasca, Canadá.

Al parecer, este trastorno es más frecuente en los adultos jóvenes y, sobre todo, en las mujeres. No obstante, el entorno, las experiencias personales y hasta la historia familiar nos predisponen más o menos a estos cambios. Este síndrome tiene algunos síntomas de depresión y está relacionado a la exposición solar o luz natural.

En otoño e invierno, cuando amanece más tarde y anoche más temprano, se producen muchos cambios a nivel hormonal y de neurotransmisores.

Las personas con este trastorno experimentan cambios de humor, desesperanza, ansiedad, irritabilidad, disminución de la libido.

También presentan síntomas vegetativos como aumento de peso y apetito, rechazo interpersonal o hipersomnia (dormir más de lo habitual).

Teorías relacionadas al TAE

La mayoría de los estudios indican que se debe a una respuesta cerebral en relación a la disminución de la luz y a las hormonas encargadas de los ciclos de sueño y vigilia:

  • La melatonina (está presente durante la oscuridad de la noche).
  • La serotonina (aumenta cuando nos exponemos a la luz).

Esto podría explicar por qué en verano desaparecen la tristeza, el mal humor y la depresión, tenemos más energía y nos levantamos antes que suene el despertador.

Por el contrario, cuando los días son más cortos (otoño e invierno) el estado de ánimo es bajo y los pensamientos y emociones negativas están a la orden del día.

Alimentación ‘estacional’

Según la época del año nuestra alimentación es diferente, ya que tenemos distintas opciones de alimentos en cada estación. Eso también podría influir en el ánimo y en nuestras emociones.

Aunque es verdad que en la actualidad podemos consumir cualquier alimento sin seguir un ciclo estacional debido a la globalización y a los métodos de cultivo o refrigeración, nuestro cuerpo elige ciertas comidas según la temperatura externa, por ejemplo:

  • En verano consumimos más frutas y verduras, alimentos frescos y ligeros y bebidas frías.
  • En invierno preferimos menús más pesados, más calóricos, calientes y reconfortantes.

¿Cada estación genera un cambio en nuestras emociones?

Cuando pasamos de una estación a otra, manifestamos muchos cambios a nivel psicológico y anímico. Para algunas personas es solo usar otra ropa o tener nuevos hábitos. Sin embargo, para otras es sinónimo de angustia, depresión, vitalidad o hasta alegría.

¿Qué pasa en primavera?

Los músculos manifiestan esa energía de lo florido y colorido de esta estación. Para mantener un correcto equilibrio se recomienda comer ligero e incluir más verduras crudas (todas las que no hemos comido en invierno).

Es conveniente reducir la ingesta de alimentos y siempre consumir comida fresca para contrarrestar la temperatura exterior.

Otoño

Es importante evitar los excesos y estar atentos a los síntomas de tristeza o depresión iniciales. La melancolía y la depresión son más frecuentes debido a la disminución de las horas de luz solar.

Para combatir estos cambios emocionales no descuides la comida, porque es común que aparezcan enfermedades virales.

Invierno

Las bajas temperaturas incitan a mayores atracones de comida porque el cuerpo necesita almacenar energías.

En cualquier caso, si crees que estás teniendo síntomas depresivos, no dudes en consultar con un psicólogo o psiquiatra especialista para que así pueda diagnosticar y entregar el tratamiento adecuado.


Tags:alimentaciónpsicología
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