Salud emocional en la primera infancia

Fecha de Publicación: 12 Enero 2023
Tiempo de Lectura: 4 Min.

Mucho se habla de salud mental, pero ¿qué pasa con los niños? El desarrollo emocional permite que los menores crezcan saludables, seguro de sus propias aptitudes y capaces de afrontar las presiones normales de la vida. Por esta razón, la elección de una sala cuna o jardín infantil puede marcar la diferencia. ¿En qué fijarse?

Cuidar y desarrollar la salud emocional de los niños será esencial por parte de la institución que se escoja, tal como nos afirma la psicóloga Leslie Salgado Viñals, fundadora de Sala Cuna & Jardín Infantil Upita y Sala Cuna & Jardín Infantil Cangurito.

El escalar el primer peldaño al sistema educacional es un hito importante en la vida de los más pequeños y, sin duda, de la familia entera. ¿Cómo tomar la decisión correcta y en qué debemos fijarnos? Revisa nuestro especial en Estusalud:

Rol del jardín infantil en nuestros niños

En la actualidad, una de las principales preocupaciones de los padres es la educación y aprendizaje de sus hijos, pero en muchas ocasiones se olvidan de un aspecto imprescindible para el óptimo desarrollo del niño: la educación emocional. “El desarrollo socioemocional de los más pequeños es tan importante como su desarrollo físico y mental”, agrega Leslie.

Leslie Salgado

¿Qué rol juega la sala cuna/ jardín infantil?

Hay consenso en que para cuidar y desarrollar la salud emocional en la primaria infancia, el desde, es el establecimiento de vínculos significativos, cuidarlos en el largo plazo en términos de incondicionalidad, estabilidad y calidad. Esto último, es esencial.

Es natural que las familias establezcan estos lazos profundos, sin embargo, no siempre se da que los niños establezcan estos vínculos con sus educadoras y asistentes de aula.

El equipo que trabaja en sala cuna/jardín infantil debe tener vocación y compromiso con la primera infancia, eso se debe sentir desde que se entra al centro educativo, hasta ver en el detalle y cuidado que hay en cada actividad y, más importante aún, en el cariño que se observe hacia los niños.

Todo el personal, desde las guías en sala (docentes y técnicos), pasando por todos los que trabajamos haciendo soporte: la dirección, manipuladoras de alimentos, el personal de aseo y todos los docentes que van en forma honoraria. Una vez que esto está, lo siguiente, es guiar el crecimiento y desarrollo entorno a tener conciencia emocional.

A la hora de elegir ¿en qué debo fijarme?

Lo primero, es estar certificado por la Superintendencia de Educación Parvularia, ese es el desde. Esto último, asegura que se cumpla desde requisitos legales y jurídicos, así como educativos y de infraestructura.

Luego de eso, es qué tan feliz se ve el personal que forman parte de la sala cuna/jardín infantil, qué tan amables son, qué tan preocupados de forman vínculos se ven, cuánto tiempo se toman cuando los visitaste… este tipo de cosas es la primera muestra, dado que, si el equipo se ve satisfecho, ese bienestar se traspasa a los niños.

Sin duda alguna, y como en todo, es bueno que las mismas familias lo recomienden, revisar redes sociales, entre otros.

Para decidir correctamente es muy importante disponer de buena información. Es decir, conocer lo que más se pueda de la Sala Cuna o Jardín Infantil donde asistirá: sus métodos de trabajo, sus rutinas o quiénes son las profesoras y auxiliares que estarán a cargo.

Luego de obtener toda la información que necesitamos, sólo queda ayudar a los niños a iniciar el cambio de vida y todo lo que implica en su adaptación.

¿Qué es el período de adaptación y en qué consiste?

El ingreso al jardín infantil es para la mayoría de los niños, el primer espacio fuera del contexto familiar al cual deben insertarse. Por primera vez, se separan de sus padres o de otros adultos significativos durante varias horas.

El período de adaptación es un hito por el que todos pasamos. Un proceso inevitable, y al mismo tiempo necesario. Representa una oportunidad para que niños se vayan adaptando naturalmente a los múltiples espacios sociales que deberán enfrentar a lo largo de su desarrollo.

Para los adultos también representa la posibilidad de vivir el ingreso al mundo escolar de nuestros niños con entusiasmo y seguridad. Una vez que el niño o niña ingresa al jardín o sala cuna, inicia un proceso de adaptación y, como tal, no es posible definir con anticipación su duración.

Cada uno de ellos lo vivenciará de manera única de acuerdo a sus características individuales, a su historia y a la relación que tenga con los adultos y personas de su entorno cercano.

Para algunos, es posible que lo hagan con mucha facilidad y otros se demoren incluso meses en adaptarse a la nueva rutina. Lo más relevante es que exista flexibilidad para vivir este proceso de parte de la familia y también del centro educativo.

¿Qué deben priorizar los padres, que lo pasen bien o que aprendan?

En la primera infancia, no se da una sin la otra. Es decir, es necesario que lo pasen bien para que aprendan. Todas las actividades que se den -mientras más lúdicas- mejor, sin olvidar el propósito formativo que persiguen. Además, compartir con otros niños ayuda a crear habilidades psicológicas y emocionales.

“Hay un dicho que dice, ´no hay mejor educador que un niño le enseñe a otro niño'”. Están en la edad en que copian todo, por tanto, es difícil que un niño tenga un desarrollo integral si este no se da en un ambiente con otros pares.

Incluso es mejor, a mi modo de ver, cuando los niños son parte de un nivel heterogéneo – en términos de edad, guardando la proporción- condición, capacidad, circunstancias, nacionalidad, etcétera, para valorar la diversidad, esta debe vivirse.

Es aquí, donde las habilidades emocionales se desarrollan y en consecuencia el bienestar psicológico de hoy y el del futuro.


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