“Los tres grandes problemas son las listas de espera, la falta de especialistas y el gasto de bolsillo”

Fecha de Publicación: 02 Septiembre 2022
Tiempo de Lectura: 7 Min.

Terminó el período de campaña y empezó la cuenta regresiva para decidir si Chile tendrá o no una nueva Constitución. ¿Y podemos sacar alguna conclusión de esta “carrera hacia las urnas”? Para eso hablamos con Emilio Santelices Cuevas, médico y exministro de salud, quien se refirió a la propuesta constitucional como “un cambio copernicano que introduce a un riesgo, sin garantías de que pueda cumplir el objetivo central de avanzar hacia un modelo de aseguramiento, bajo la lógica de seguridad social en salud”. ¿Qué otros focos en salud mencionó? Te invitamos a leer su entrevista.

¿Cómo lograr un buen sistema de salud en donde todos los chilenos puedan solucionar sus problemas y necesidades? Una interrogante que genera distintas opiniones y que el exministro Emilio Santelices desglosó a Estusalud a días del cierre de “ciclo electoral”. 

Como doctor en salud pública ¿cuáles son los factores más importantes para que un sistema de salud público funcione bien? 

Para poder evaluar un sistema de salud, en términos muy simples, hay que entender que este va a contar con dos grandes componentes: uno el componente financiamiento y el segundo es el de las prestaciones de salud.

Cada uno tiene sus problemas. El desafío está en cómo se corrigen, sin reconocer que uno sea extraordinariamente superior al otro.  

En cuanto al modelo de prestación, existe consenso de que, para avanzar, tenemos que generar un fortalecimiento de la atención primaria –como eje de la base- para reconocer las necesidades de la población y así poder hacer prevención primaria y secundaria. 

Esto para adelantarnos y así tener estrategias anticipativas que nos permitan mitigar los efectos de los factores de riesgo, como así mismo de las consecuencias de las enfermedades crónicas cuando las personas las hayan adquirido. 

“Si queremos buscar un mejor sistema de salud, en cuanto a financiamiento, tenemos que avanzar en base a un modelo de solidaridad para poder acopiar recursos que se hagan sustentables y eficientes en el uso de ellos en el tiempo”. 

¿Y qué pasa con los prestadores?

En cuanto a los prestadores, debe ser un modelo que avance hacia el cuidado de poblaciones, de forma de que se puedan establecer: estrategias predictivas, preventivas, personalizadas y sustentables. 

Para el exministro de Estado, la propuesta de la nueva Constitución recoge satisfactoriamente el “avanzar hacia un sistema de salud universal, bajo el alero de la seguridad social, el cual entregue garantías de atención de salud, de tal manera que cada cual aporte según sus capacidades y reciba según sus necesidades”, manifestó.

Además, señaló que esto es el ‘principio rector’ que desde la Organización Mundial de la Salud se ha comprometido para poder avanzar hacia lo que se llama la cobertura universal de salud.

“La propuesta Constitucional establece un vínculo indisoluble con un modelo de financiamiento que nos lleva a cambiar el modelo actual que tiene nuestro país que se basa en el modelo alemán, francés u otros que -por medio de la base de los seguros- se requiere hacer un cambio en 180° para establecer una lógica de fondo”, como el que tienen en el modelo inglés, aseguró Santelices.

El hacer este cambio “copernicano”, como lo denomina Santelices, “nos introduce a un riesgo que de ninguna forma estamos garantizando que se pueda cumplir el objetivo que, en la primera parte de la propuesta constitucional, se establece”. 

Incertidumbre y amenaza

Por otro lado, para Emilio Santelices, médico cirujano y especialista en anestesiología vascular, la nueva Constitución establece “incertidumbre y amenaza” donde el propósito fundamental -como es el de avanzar hacia una cobertura universal– genere un “retroceso en el camino que, como país, tenemos que construir para alcanzar este primer compromiso constitucional. Lo que provoca una gran tensión, ya que nos aleja del objetivo y pone en riesgo todo lo que hemos construido”.

Como ministro, se enfrentó a diversos problemas. Entre ellos, las listas de espera. ¿Qué pasaría si ganara el Apruebo? ¿Se verían perjudicadas? 

Se tiene que generar una transformación del modelo de financiamiento y terminar con la lógica de aseguramiento, como también se señala todo el aporte del 7% pasa a un fondo único y este fondo bajo una institucionalidad que puede ser distinta de Fonasa. Porque tampoco se especifica que sea esta la institucionalidad que lo administre. Se van a comprar las atenciones para financiar a las personas en su requerimiento en salud.

Esto significa que las personas que tienen una cobertura de seguro privado  -alrededor de 3 millones 400 mil personas- tienen que aportar este 7%, y si no tienen la capacidad económica, necesariamente deberán ingresar al sistema público. Se estima que éstas podrían ser aproximadamente entre 2 millones 400 mil personas.

Esto va a tensionar el sistema público y, por consiguiente, las listas de espera que ya alcanzan los dos y medio millones de personas. Al final, se verán incrementadas por el flujo de personas que ingresará al sistema a demandar estas atenciones. 

Por lo tanto, lo que hoy día constituye un problema mayor, se podrían ver incrementada de manera significativa si es que se aprobara el borrador constitucional que se la ha propuesto al país.

En un encuentro con exministros usted dijo que le preocupa que haya confusión entre los objetivos y los instrumentos. Es decir, que no necesariamente tenemos que generar un fondo estatal único para establecer la salud como un derecho. ¿Nos puede contar más de eso? 

Sostengo esto porque, el objetivo de avanzar a una lógica de seguridad social en salud y alcanzar una cobertura universal, para toda la población -independiente de los recursos que cada uno aporte- es un objetivo compartido. 

Sin embargo, se plantea que este objetivo tiene que estar vinculado, necesariamente, a que esto se tenga que desarrollar a partir de un fondo único estatal. Sobre el cual, se acopian los recursos vía el 7% que aportan los trabajadores, como así mismo los impuestos generales. 

Es ahí donde se produce la confusión, porque esto último es un instrumento de financiamiento para poder lograr el objetivo que compartimos. Y eso corresponde a una medida que, siendo un instrumento, no tiene por qué estar instalado en la base del compromiso constitucional.  Como tampoco – dada la forma que se plantea y que desconociendo la realidad que tenemos en nuestro país- nos acerca a tensiones del sistema a en cuanto a sus agentes financiadores (Fonasa) como también el financiador privado. 

Esto genera un nivel de incertidumbre y, aunque se plantee que se realizará una transición, pueden pasar hasta más de 10 años para que se pueda consolidar un nuevo sistema. 

Nada nos fundamenta que, para cambiar de la lógica de seguros a un sistema de fondo único, va a resolver los problemas que hoy día aquejan a la población. 

Listas de espera, la falta de especialistas y el gasto de bolsillo

Creo claramente que, en ese segundo párrafo, asociado al financiamiento, la propuesta constitucional confunde objetivos con instrumentos. Y no solamente los confunde, sino que nos pone en una amenaza real de que distraigamos las soluciones que están a la vuelta de la esquina, para estos tres problemas que señalo y son el gran dolor de la población. 

De lo privado a lo público

Durante el primer gobierno de Sebastian Piñera, Emilio Santelices trabajó como asesor del Departamento de Desarrollo Estratégico del Ministerio de Salud. Además, fue el asesor del Fondo Nacional de Salud (Fonasa) y participó en una prestigiosa clínica de salud privada.

¿Cómo cree que se verán perjudicadas las entidades privadas si tenemos un nuevo sistema? ¿Para dónde deberían dirigirse? 

Lo que puede ocurrir con el sector prestador privado a partir de la propuesta constitucional es absolutamente incierto

Efectivamente, si se avanza a un fondo único y, por otro lado, si este fondo único podrá establecer relación con los prestadores privados, eso en materia de ley la “cancha está abierta”. 

Podría darse el caso que esta relación sea transparente, en términos de tener reglas estables y con precios que den cuenta de los costos de las atenciones. Como también, por el otro extremo, podríamos tener una situación donde hay fijación de precios que no da cuenta de los costos reales, y esto pudiera llevar a que esas clínicas, no se puedan sostener.

“No es posible hoy día definir taxativamente cuál va a ser la consecuencia para los prestadores privados. Pero lo que sí podemos señalar, es que de aprobarse el borrador, la condición es de incertidumbre”

En otro ámbito: ¿qué papel juega la prevención primaria? 

Un desafío que tenemos como país es poder poner los énfasis en las estrategias sanitarias de las próximas décadas en la prevención. 

Al ser un país que avanza en longevidad y asociado a ella también en mayor prevalencia de enfermedades crónicas, es necesario que los factores de riesgos que, se asocian a éstas, puedan tener un mejor control a partir de mejores hábitos en términos de ejercicios, alimentación, manejo del estrés y todo aquello asociado a las grandes urbes. 

Y esto es una necesidad y desafío que nos debe llevar a repensar el modelo de atención, poniendo énfasis en la atención primaria. ¿Cómo? Generando un modelo de atención, entendiendo que la atención de salud no solamente debe hacerse desde todas las políticas, sino también desde todos los lugares (de trabajo, de esparcimiento, desde el hogar).

Debemos profundizar y hacer que la salud sea un “estado de manejo permanente de toda la sociedad” y que participe en el autocuidado. Trasladar un modelo centrado en la enfermedad y medicalizado a un modelo centrado, en cuidado de la salud y la generación de un ambiente saludable. 

¿Y qué nos puede decir de la falta de médicos especialistas en regiones?

Uno de los desafíos que tenemos por delante, se refiere a la brecha que tenemos de médicos y especialistas y la distribución de ellos en el país. 

Hay dos grandes ejes de intervención que tenemos que tener presente. Uno de ellos, es poder generar capacidades para que las universidades en conjunto con el Ministerio de Salud, crean reglas claras para una formación de especialistas, con un direccionamiento para cubrir plazas que se requieren en regiones.

El segundo eje es fortalecer la atención primaria, mejorando las capacidades de resolución desde los médicos generales y desde los médicos de familia que se sientan en este nivel de atención. En la medida en que estos tienen mayor capacidad de resolutividad, los requerimientos para la atención de especialistas, van a ser menores.

Como estrategia complementaria debemos concebir la instalación de un modelo de salud digital, ageográfico y atemporal. Es decir, nosotros, a través de las tecnologías y la implementación del Hospital Digital (el cual implementamos con mucho éxito en mi administración como ministro) se pueda generar acceso a los especialistas, aun cuando ellos no estén presencialmente instalados en las regiones.

De esta forma, es posible disminuir de manera inmediata las brechas, entendiendo que al generar una estrategia que aumenten las capacidades de especialistas para que se trasladen y atiendan presencialmente en las regiones, pueden demorarse, no menos de 10 años.


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