“La postergación de la maternidad tiene un impacto individual, de salud pública y mundial”

Fecha de Publicación: 10 Marzo 2023
Tiempo de Lectura: 5 Min.

Las mujeres están postergando la maternidad mientras avanzan en sus carreras y buscan cumplir sus metas personales. ¿Las razones? Entre ellos los desafíos económicos y profesionales que se mezclan con la presión social. Por eso, conversamos con la matrona especialista en fertilidad integrativa, María Paz Vergara, quien analiza estas razones y nos explica cómo está cambiando la perspectiva de las mujeres sobre la formación de su familia.

A medida que las mujeres avanzan en sus carreras profesionales y buscan alcanzar sus metas personales, muchas están optando por postergar la maternidad. Pero ¿cuáles son las razones detrás de esta tendencia? Desde la presión social hasta los desafíos económicos, hay una serie de factores que están influyendo en esta decisión cada vez más común.

María Paz Vergara, matrona especialista en fertilidad integrativa, nos entrega en nuestra Entrevista de Estusalud algunas de las razones detrás de esta postergación y cómo está cambiando la forma en que las mujeres piensan sobre su futuro familiar.

Las mujeres están postergando cada vez más la maternidad ¿a qué se debe?

La postergación de la maternidad es un tema que se viene observando desde hace años y hoy se evidencia a través de la disminución exponencial en la tasa de fecundidad y en la tasa de natalidad, no solo a nivel país y sino a nivel mundial.

Sin duda a través de distintos estudios donde se ha tratado de investigar cuáles son los motivos que llevan a las mujeres a postergar la maternidad donde los temas más importantes son: el acceso a nuevas oportunidades tanto a nivel laboral y académico.

El cual marca una notable diferencia con generaciones anteriores, por lo tanto, hoy en día la vida profesional y personal de la mujer, de alguna forma se tiende a independizar de los que es este contexto de la maternidad que, en muchos casos incluso tiende a ser un obstáculo para poder conseguir logros en estas áreas.

Por lo tanto, desde ahí se observa que no solo ha disminuido la cantidad de hijos de la mujer, sino que ha aumentado la edad en que las mujeres deciden tener su primer hijo.

¿Cuál es el verdadero impacto?

El impacto quizás se puede ver de distintas aristas. Por un lado, está el área individual donde cada mujer se ve expuesta a distintas situaciones por el hecho de haber postergado su maternidad y posteriormente querer ser madre quizás a una edad reproductiva, en donde por un tema natural fisiológico va a ser un poco más complejo.

Pueden aparecer variaciones a nivel reproductivo, estructural, hormonal, disminución en la cantidad de folículos primordiales.Todo esto en una sumatoria nos puede llevar a complejizar la posibilidad de ser madres de manera natural.

Por lo tanto, desde ahí, tenemos un impacto a nivel físico, emocional porque el enfrentarse al diagnóstico de infertilidad e imposibilidad, por esta postergación, pasa a ser bastante complejo.

Porque esta postergación muchas veces es bastante desinformada. Es decir, no tenemos las redes a nivel profesional ni social en donde se nos eduque sobre una postergación de maternidad informada según mi condición reproductiva.

Esto es importantísimo, ya que muchas veces nos encontramos con mujeres que tienen un impacto emocional bastante grande al verse enfrentadas a esta situación que no esperaban o a un diagnóstico de infertilidad muchas veces asociados a la edad o a otras condiciones de esta misma postergación.

Se pasa a una especia de shock o duelo de esta maternidad la cual no se podrá realizar o será más difícil de realizar.

Y sin duda, esto podría evitarse al tener una adecuada educación sexual y reproductiva que no solo abordara la regulación de fertilidad a través del manejo de la anticoncepción, sino que abordara también esta autogestión de la fertilidad para poder tomar estas decisiones de manera informada y poder evaluar la condición de cada una, así como el impacto que ocasiona.

Un impacto también económico, ya que al enfrentarnos a un diagnóstico de infertilidad nos encontramos con una cobertura a nivel social, público en acceso a tratamientos y fármacos totalmente dispar en lo que tenemos frente al acceso de la anticoncepción. Un impacto físico, emocional y económico.

El impacto de salud pública que es relevante a nivel social, donde también sufre las consecuencias de la postergación de la maternidad, sobre la salud tanto de la mujer, como del recién nacido o feto en el caso que se produzca una alteración durante la gestación.

Sabemos que una gestación sobre la edad avanzada (35 a 40 años) además de incrementar el diagnóstico de infertilidad tenemos mucho mayor riesgo de anomalías cromosómicas en el feto, aumentan las tasas de aborto, incrementan los riegos de patologías durante la gestación, bebés prematuros, bajo peso al nacer.

Todo eso se va sumando en el transcurso de la vida, ya que esto tiene una implicancia a nivel de los niños en sus primeros años de desarrollo.

En definitiva, es un impacto que no solo tiene que ver con una decisión individual, sino también cómo esa decisión impacta a nivel de la salud pública social y mundial.

¿Qué pasa con la lucha por el reloj biológico?

El concepto del reloj biológico es un tema importante, ya que no podemos desconocer que las mujeres de alguna manera nos marcan, a diferencia de lo que sucede con los hombres.

Esto tiene que ver con los cambios naturales en nuestros ciclos y vida reproductiva. Por lo tanto, el tener claro esto, es hacernos responsables de las decisiones que tomamos a nivel de nuestra salud sexual y reproductiva.

El tema está en no tener una lucha con el reloj biológico, sino que reconocerlo y también a nivel individual. Esto porque no todas las mujeres van a tener las mismas características fisiológicas y reproductivas a lo largo de su vida.

Si bien, todas pasamos por las mismas fases (primera menstruación, nuestro ciclo de vida reproductiva, climaterio menopausia) no todas las mujeres viven esta etapa reproductiva de la misma manera.

Por lo tanto, más que luchar con nuestro reloj, lo importante es conocer nuestro reloj biológico, conocer nuestras condiciones de vida y conocer el impacto que nuestra misma vida tiene en nuestro reloj biológico.

Esto tiene que ver con un tema de salud integral, el entender que todo lo que tiene que ver con nuestra reproducción y fertilidad no solo está relacionado con el funcionamiento de los ovarios, útero o cómo funcionan nuestras hormonas.

Esto tiene que ver con nuestro estado de salud sistémico, nuestra alimentación, horas de descanso, movimiento, oxigenación, suplementación, manejo del estrés. Todo eso impacta nuestra vida reproductiva.

Lo importante es reconocernos, entendernos y buscar una consejería adecuada para tomar una decisión informada. Tener conciencia de que el estilo de vida que llevo impacta en mi salud reproductiva.

¿Hasta cuándo debiese postergarse?

Sin duda es una decisión bastante individual. Pero tenemos que saber y eso es parte de la educación e información que debiéramos recibir es que de alguna forma las edades nos van marcando nuestro ciclo reproductivo.

Sabemos que desde los 35 años en adelante comienza a disminuir la reserva ovárica, comienza a disminuir la cantidad de folículos primordiales y eso obviamente, va a tener un impacto en nuestra fertilidad.

Por otro lado, entender también que sobre los 40 años se ve impactada la calidad de los ovocitos, por lo que el desenlace de la gestación puede tener algunas dificultades como alteraciones genéticas, aborto prematuro.

Los 35 años marca una pausa frente a eso y desde ahí determinar y decir: “bueno voy a seguir postergando esta maternidad, quiero o no quiero ser madre”.

Pero a esa edad, sería importante evaluar la condición reproductiva, tener alguna consejería o consulta con especialista del área y realizar chequeos completos. Tener evaluación y con esto saber cuál es la mejor decisión.

Una vez que se decide postergar ¿qué se debe tener en cuenta?

Una de las cosas más importantes a considerar es hacerlo de manera informada, consciente y en conocimiento de nuestro cuerpo.

Una de las cosas que siempre recomiendo es tener consejería en fertilidad. Esto significa asesorarse por un profesional en el área que nos permita no solo educarnos frente al tema.

Reconocer cuáles son las condiciones, proyección, riesgos. Además de identificar las condiciones individuales que tiene nuestro cuerpo en el área reproductiva.

No sólo abordar el área ginecológica, sino que observar de manera integral. Es decir, todo lo que de alguna forma pueda impactar en nuestra fertilidad. Teniendo esta mirada y evaluación, yo puedo tomar la decisión a conciencia en conocimiento de mi cuerpo.

Dependiendo la edad también tener en cuenta que los 35 años es una etapa donde hay que chequearse, observarse y evaluarse y desde ahí hacer un tipo de pausa en base a tomar la decisión de postergar la maternidad. En definitiva, educarnos en la preservación consciente de nuestra fertilidad.


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